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Anaplasma en perros: consideraciones a tener en cuenta
El género Anaplasma incluye diversas especies de bacterias Gram negativas, intracelulares obligadas que fueron reclasificadas taxonómicamente a principios de siglo.
Con dicha reclasificación Ehrlichia equi, E. phagocytophila y el agente causal de la ehrlichiosis granulocítica humana se renombraron como Anaplasma phagocytophylum; y E. platys pasó a denominarse A. platys. A. phagocytophylum es el agente causal de la anaplasmosis granulocítica canina (aunque también puede infectar al hombre) mientras que A. platys causa la trombocitopenia cíclica infecciosa.
Las infecciones por Anaplasma en perros tienen un periodo de incubación de 1-2 semanas y en muchos casos (sobre todo de A. platys) cursan de modo subclínico.
Los pacientes infectados suelen presentar un cuadro inespecífico de fiebre, letargia y anorexia, que puede verse acompañado de palidez de las mucosas, signos gastrointestinales, cojera (secundaria a poliartritis inmunomediada), linfadenomegalia, petequias y epistaxis. En raras ocasiones se ha descrito colapso, tos, uveítis, edema de la extremidades y PU/PD.
La infección por A. platys puede causar trombocitopenias intermitentes cada 1-2 semanas, que pueden ir acompañadas de fiebre, letargia, anorexia, pérdida de peso, palidez de mucosas, petequias, epistaxis y linfadenomegalia.
Diagnóstico de la infección por Anaplasma en perro
Los perros infectados por Anaplasma pueden presentar alteraciones inespecíficas en el hemograma y el perfil bioquímico. A. phagocytophilum causa trombocitopenia ( > 90% de los casos) y en menor medida, linfopenia y anemia leve. A nivel bioquímico destacan la hipoalbuminemia, hiperglobulinemia y la elevación de la fosfatasa alcalina. En cuanto a A. platys, además de la trombocitopenia también puede causar anemia no regenerativa, leucopenia, hipoalbuminemia, hiperglobulinemia e hipocalcemia.
La confirmación diagnóstica de la infección puede hacerse tras la observación de mórulas de A. phagocytophilum en el interior de los granulocitos (principalmente neutrófilos, aunque puede infectar eosinófilos) o de A. platys en las plaquetas, aunque esta técnica no es especialmente sensible (60% en pacientes clínicamente enfermos). Por ello, en la mayoría de ocasiones el diagnóstico se establece en base los resultados de la serología o PCR (a partir sangre periférica normalmente).
Siempre que sea posible las muestras se obtendrán antes de administrar antibióticos. Las pruebas serológicas detectan anticuerpos frente a ambas especies de Anaplasma. Pueden ser cualitativas o cuantitativas, siendo estas últimas más sensibles y específicas. La presencia de anticuerpos en animales sanos debe interpretarse como contacto con el patógeno, no necesariamente una enfermedad incipiente.
Un título alto de anticuerpos en un paciente con signos compatibles sugiere enfermedad activa, pero en casos agudos o durante el periodo de incubación es posible obtener resultados negativos si las muestras se obtienen antes de que se produzca seroconversión. Un estudio mostró que el 44% de perros clínicamente enfermos, infectados por A phagocytophilum eran seronegativos en el momento de la presentación. En estos casos el diagnóstico puede confirmarse demostrando seroconversión en pacientes convalecientes o mediante PCR.
Una PCR+ indica presencia de material genético del patógeno, que junto a un cuadro clínico compatible sugiere infección activa. Un resultado negativo excluye la presencia del patógeno en la muestra analizada pero no excluye la infección.
Conclusiones
Las bacterias del género Anaplasma pueden causar enfermedad en el perro. El diagnóstico se establece en la mayoría de ocasiones en base al cuadro clínico y los resultados de la serología o PCR. La doxiciclina es el tratamiento de elección para estas enfermedades.
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